miércoles, octubre 19, 2005

Se accidentó Félix Pérez

El intendente de Tilcara, Félix "Diaguita" Pérez se accidentó en Volcán cuando iba hacia Tilcara. Tuvo contusiones, por lo que debió ser trasladado al hospital Pablo Soria y de allí a una clínica privada de San Salvador de Jujuy. Es el segundo accidente que sufre en menos de un año.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

te acerco algo que escribí hace años ya, un capítulo sobre "Cochinoca", preguntale a armando,

El pollo de Albión
10, 06 de 2005-06-06 de 2005
Capítulo V

El pollo de Albión está tomando vuelo y la interactividad tan promocionada resultó algo serio. En el pueblo de Tilcara se sigue la novela capítulo a capítulo, leída en la intimidad o públicamente a través de Radio Pirca. Los autores se van sumando con diferentes propuestas y adelantan románticos finales, a todo pulmón, con propuestas que incluyen desde una visita al cementerio y a las tumbas de los Cummings (que es otro misterio), hasta la repatriación de Cochinoca a bordo de un P-11, desde El Palomar hasta Tilcara sin escalas. Estamos analizando esto de los finales interactivos, pero mientras tanto, y como quien no quiere la cosa, la novela sigue viniendo hacia nosotros...

Semana Santa de 1998. La tradicional peregrinación congrega gente de todas partes del mundo. El lunes anterior al feriado religioso, de noche y siempre con una luna enorme, el pueblo peregrina los 38 km. que separan Tilcara del Abra, para honrar a la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral. Entre 30 y 50 bandas de sikuris suben tocando y tocando, cada una de treinta integrantes (mas o menos), y literalmente se llega a tocar el cielo con las manos, entre precipicios y paisajes nunca soñados. Año a año se van sumando peregrinos y visitantes de todo el país y también del exterior.

Por cuestiones de trabajo me tocó estar en Tilcara esta Semana Santa, pero sin subir a los cerros, como había hecho los tres años anteriores. Para paliar un poco el déficit de mi trabajo de cronista, decidí meterme a mozo en una conocida parrillada. A pesar de no tener experiencia alguna en el rubro creo que lo he realizado con éxito. Allí, entre lomos de cerdo, cabritos, corderos, chorizos y morcillas, vino de la casa y ensaladas varias, vino a buscarme otra vez la novela, cuando menos lo pensaba. Fue el sábado, cuando había terminado la veda de carne y la parrilla estaba en todo su esplendor, que llegó un caballero acompañado de una dama española, despertando la curiosidad de todo el personal. Habían terminado de almorzar y charlaban animadamente, Kiwicha en mano. Por los gestos del caballero, de inconfundible ascendencia inglesa, el tema de la conversación tenía algo que ver con la revista. Yo los observaba sin ánimo de interrumpir (no corresponde a un mozo), pero la curiosidad llegó más lejos que la educación.

Terminé de atender las últimas mesas, mientras la dama (catalana, por su acento) fue a dar un paseo por el parque y quedó el hombre solo, leyendo nuestra revista. Tomé valor y me acerqué. Le pregunté si le resultaba interesante la publicación, y dijo que sí (sin mucho entusiasmo, como corresponde a un inglés, después de todo: ¿qué interés podía tener en conversar con un mozo?) pero mi curiosidad pudo más aún y le dije que era el director. Cambió su mirada y me prestó algo más de atención. Le conté entonces que estoy escribiendo una novela sobre la historia del pueblo, y ahí sí que abrió los ojos bien abiertos, con algo de nostalgia, perdiendo una superficial flema inglesa, para contarme que durante gran parte de su vida había veraneado en Tilcara y que había regresado esta Semana Santa, después de muchísimo tiempo. Me invitó a sentarme en su mesa.

La tarde comenzaba a distenderse. El sol sobre el cerro Cono arrojaba el pálido resplandor dorado de un incipiente crepúsculo. El caballero inglés leyó delante de mí el capítulo que contaba sobre el aeroclub "Las cortaderas", momento de la historia de Tilcara del que había sido testigo. Recordaba a Mr. Cummings como a un hombre altísimo, de más de dos metros, flaco; también recordó el nombre de pila de Cummings: Peter. De Mrs. Cummings nada recordó. Mientras recordaba aquellos tiempos, sus ojos claros se iban tiñendo de una nostalgia total: los aviones, los pilotos, la gente del pueblo... volvieron a su mente en forma clara, leyendo nuestra revista. ¡Ah! Exclamaba a cada frase leída, encontrando sorpresivamente que lo contado correspondía con la realidad pasada. Le advertí que la novela estaba infestada de fantasías, pero no me creyó. Continuaba encontrando su infancia en "El pollo de Albión". Ahí se reencontró con los Alvarez, con Corte, con el Ingeniero García del Río, con "Pirata" y el "Juje", con las chicheras y con aquel hermoso tren que traía vida al pueblo. Luego su mirada volvió sobre el presente. Le pregunté si este Tilcara de ahora se correspondía con sus recuerdos, me dijo que no, que todo se había empobrecido notablemente. Que aquella Tilcara que yo proponía en la novela correspondía a una época dorada, a tiempos idos. Y verdaderos.

Me dejó su número telefónico para encontrarnos a tomar un café y seguir charlando sobre la historia de Tilcara. Había cerrado el primer turno de la parrilla y debíamos comenzar a trabajar para la noche.

La Semana Santa era cada vez más popular, como la misma Tilcara. Y los visitantes actuales y futuros no sabían del pasado de este pueblo, gustaban, simplemente de esta versión turística de la quebrada. No está tan mal, pensé, esta Tilcara: yo no conocí otra mejor. ¿Qué se ha perdido? Algunas manifestaciones de la cultura popular han crecido notablemente. Se ha perdido cierto aire aristocrático, se ha ido una generación que gustaba de la gentileza. Algunas grandes familias del Noa ya no acostumbran veranear en Tilcara, prefieren Florianópolis, Río, Punta del Este o Miami. Pero mucha otra gente está descubriendo esta parte de la Argentina, y al mismo tiempo la está inventando, cultivando, ignorando que hay quienes piensan que hubo tiempos mejores, con una poesía inherente a las cosas de esta tierra que desbordaba de historias ahora desconocidas...


Por Jorge Siga

2:33 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home